En el país resignado
fueron de manifestación
los cuatro sindicalistas
comprados por la corrupción.
Gritaban sin muchas ganas
contra el pobre Rajoy
y prometían una huelga
general sin no hay solución.
Roban unos, roban otros,
se arruina el trabajador.
Para ellos hay dinero,
para nosotros no hay Dios.