Carmen Rigalt es valiente
y ha salido del mercado
de las mujeres cornudas
a las que siempre engañan
los maridos que se van
de las camas separadas.
Yo aplaudo a la Carmen
que se declara cornuda
y no baja la cabeza
como hacen las que sufren.
El pobre macho infiel
es sólo un pobre hombre
que ha dejado a una grande
por una poquita cosa.
Estoy a punto de conocer a la mujer que se acuesta con mi marido. Ha sido un golpe duro, con noches de lágrimas, de zozobra entre sueño y sueño, de rastreos en Instagram y jeroglíf www.elmundo.es |