Vidas pobres: la otra cara de la crisis

1   Ha metido su vida en el coche utilitario: la cama en un asiento, el armario en la maleta, una despensa de poco guardada sobre el freno, el baño es el descampado, por ducha tienen la fuente.   De los setenta ya pasa, a los ochenta no llega, en una esquina le guiña un ojo la mujer Muerte.   Los paseantes no miran su corbata verde hierba ni le regalan saludos cuando el día amanece.     2   Hoy van al restaurante, les dice a los niños, lo paga la cartilla cuñada por el INEM.   Siguen por el pasillo hacia el plato gratuito, todos menos un niño: el hijo más pequeño se niega a seguirlos.   Aparca en la esquina un juego de canicas y se lanza a jugar a asaltos al bolsillo.   Robar no es pecado si le robas a un rico.   El niño se hace adulto con sólo diez abriles y va de calle en calle buscando pan y vino.   Robar no es pecado si le robas a un rico.   Viste el mantel de cena, no le falta comida, llena todos los vasos, mantienen a la familia.   Robar no es pecado si le robas a un rico.   Nadie pregunta nada. Comen el pan furtivo, paladean el pollo que pagó el carterista, la sed van a apagando. Mañana es otro día.     3   Cero son los ingresos de enero y febrero, le deben siete días del pasado diciembre.   Robar a un pobre es pecado y delito. ¡Malditos los ladrones señores señoritos!   Trabaja con las deudas anudando su oxígeno. Los recibos le llegan, de pagos no hay aviso.   Robar a un pobre es pecado y delito. ¡Malditos los ladrones señores Somos Ricos!