Matrimonios perfectos
con hijos educados
en colegios de monjas
y abuelos cuidados
por una ecuatoriana
pagada con los euros
de la cuenta bancaria
sumaron en Madrid
de personas furiosas
que gritaban: ¡casaros!
Nos brindaban su vida
como una esperanza:
un marido con otra,
una mujer atada
a docenas de hijos
y unos abuelitos
jugando a las cartas.
Aquello era familia
y era democracia
sin un divorcio al uso
ni un niño abortado,
tal vez alguna boda
por curas anulada
y algún pecadillo
que no se cuenta a nadie.
Entre los manifestantes
algún pepero estaba
ejerciendo por horas
de político cristiano.
Yo estaba en mi casa
mirando las imágenes
y pensando que no era
del club de los cristianos.
¿Chef por primera vez? - Sé un mejor Cocinillas.
Entra en Yahoo! Respuestas.