Mi economía es como un ascensor que bajó al sótano y allí se quedó. Subo escaleras hasta el comedor. Señor, ¡qué manjares comeré yo hoy! De cerveza agua, el café de luto, la carne hormonada de un trozo de pollo que no aceptaría don Evo el que come carnes sin hormonas. Me marchó de compras al fondo de armario y pruebo con ánimo la ropa de antaño. ¡Qué guapa me siento al probar los trapos de los quince años! |
Mi casa huele a bergamota
-
Cada mañana, me levanto temprano en mi pequeño apartamento de Nueva York y
me preparo para el día que tengo por delante. Antes de salir de casa, me
gusta...