No sé si saben ustedes
que quieren a nuestro Emérito
dos hijos que han salido
crecidos y ya con nietos.
Son un chico mallorquín
y una señora belga,
orgullosos de portar
genes de nuestro Rey Viejo.
Ingrid merece un padre,
Albert también lo merece.
Por eso piden a jueces
que escuchen sus lamentos
y alguna toga loca
seguro que se apiada
de los hijos que adoran
a don Juan Carlos I.
Desde Abu Dabi el Rey
seguro que se emociona
al ver a Ingrid exigiendo
un abrazo y los millones
que no quiere el Rey Felipe
porque es muy generoso.
Albert también lo intenta,
pero Ingrid va más loca
detrás de los petrodólares
que don Juan Carlos reparte
con Corinna y su retoño.
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