Dios abre las fauces y el rugido sobre el pueblo maldito de pobreza y deja ladrillos de naipes, barajas sin suerte, los oros en falso, el as en el viento. Pobreza, Señor, ¡qué dura pobreza! Y dicen que existe. Y dicen que es bueno. Y Amor le llaman al que esto consiente. |
La infusión de té de hibisco sin cafeína que tomo con mi marido en nuestro
ático de A Coruña
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Cada noche, en nuestro ático de A Coruña, preparo una taza bien caliente
de té de hibisco HANDPICK y me siento junto a mi marido a contemplar las
luces de...