La princesa serenísima
consorte de don Alberto
sigue doliente en Sudáfrica
y a Mónaco no regresa.
Le preguntan y responde
que lo suyo es la selva
donde los rinocerontes
tienen peligro y pena.
A sus hijos los atiende
cuando llaman al teléfono
desde su feliz palacio
donde su papá gobierna.
Del marido habla poco,
pero cree que lo quiere
como se quiere a la roca
mientras otra no encuentras.
Charlene ha encontrado
en su tierra una meta:
luchar por los animales
en peligro en las selvas.
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Si se va de su Sudáfrica va a regresar muy pronto. Es lo que dice Charlene cuando tanto le preguntan. Sus dolencias dan ... newyorkchic1.blogspot.com |